viernes, 7 de marzo de 2008

Experiencia 2

Hace unos días pasé a ver a una amiga por el trabajo. Nunca había visto el lugar en el que se ganaba el pan y los pendientes, así que, ejerciendo de interesado por la colocación de mis iguales, me presenté en la puerta.

Mi amiga Marisa, que mantendré en el anonimato, me paseó por todo el centro explicándome el interés del edificio, su belleza, su funcionalidad y el dinamismo que permitía (lo del dinamismo no lo entendí, la verdad: era puro hormigón). Y después hizo lo que todos los trabajadores/autónomos/empresarios desean: regalarte productos de la línea oficial de la entidad. Y por aquí yo, no consigo pasar.

Me fui del centro con bolígrafos de varios colores, una caja de postits de garrafón que se llenan de pelos, rotuladores y hasta una grapadora. Todo con el sello de la casa en grande como el material de los párvulos, por si se pierde en la calle, tan frecuentada por las grapadoras( ¿quién no se ha topado en una zapatería con una super “rapad E6”, o ha tomado unos pinchos con una “standeler U8”?).

-Pues muchas gracias Marisa.

-Anda bobo, ya ves…¡ay, calla! Si tenemos camisetas preciosas, espera que te traigo una…una L, ¿no?.

-No tranquila…déjalo si…de verdad que no..

En dos segundos tenía una XL envuelta en plástico con el logo que se salía por las mangas.

- Marisa, es que esto me va a quedar grande.

- Pues para dormir.

- Para dormir también me va a quedar grande.

- Hijo pues si no la quieres se la das a alguien.

- ¿y si mejor se la das tú?

- Anda, llévatela, ¿qué más te da?.

Como era Febrero, me cayó una agenda y un cronograma enorme para planificarme la próxima década. Un separador de libros, una pulserita, una caja grande con las letras en rojo que contenía una más pequeña con las letras en oro que contenía un alfiler en plata que no tengo ni idea de para qué sirve.

Me sacó unas pastas del desayuno, me dio un café y después unas patatas fritas. Y yo me lo tomé todo porque era el final del mes.

El gran clásico para estudiantes: una bolsa con fundas transparentes y carpetitas clasificadoras de la casa. No hay papel en el mundo para llenar tanto plástico

Cuando alguien te hace regalos de esta manera, hay dos factores que se entremezclan peligrosamente:

La sensación del regalado de necesitar todo lo que el oferente te propone, inducido por una clara voluntad acumulativa.

La sensación de hurto a la empresa por parte del oferente. No en beneficio propio sino del de su pueblo(el robinhoodismo), que además compensa lo poco que te pagan y compensa también a esos compañeros que el año pasado no te dejaron ni los alfileres de la caja dorada. Es una doble venganza: vertical y horizontal. Es una sensación dulce, victoriosa.

Yo intentaba avanzar hacia la salida mientras mi amiga seguía colmándome de gracias. La corbata marina, el pañuelo para mi madre y unos libros muy mal editados con tapas chillonas con las cuentas, la razón social y otras bondades acumuladas. Más bolígrafos, un llavero y hasta un abanico.

- Bueno Marisa, te dejo que mira como voy a de cargado ahora.

- Bien bonitas las cosas, ¿no?.

- Ya vendré a verte otro día.

- Vente por Mayo que ya tenemos todo lo de la playa y te llevas colchón, una toalla y una pelota de esas de…

- ¿de las de Nivea, que se inflan?.

- Sí, pero esta es roja y blanca.

- Bueno Marisa, pues que me ha gustado mucho el edificio y a ver si nos vemos más tranquilos.

- Dale la corbata a tu padre.

- Sí, no te preocupes, nos llamamos.

- Y la agenda igual, te puede servir para ordenarte un poco, es muy útil, yo la uso siempre.

- ¿qué autobús va para el centro?.

- Ni idea… Escucha, las grapas no te las he dado pero son de las normales, así que las pones y listo. No sé si los bolígrafos son buenos.

- A ver cuando vienes a verme tú a mí.

- Pues cuando me regales algo.